Muchos residentes permanentes canadienses desconocen que pueden ser elegibles para solicitar la ciudadanía después de tan solo tres años de presencia física en Canadá dentro de un período de cinco años. Este plazo es breve en comparación con el de muchos otros países, y la ciudadanía otorga beneficios significativos que pueden proteger su futuro de maneras que quizás no haya considerado.
1. La ciudadanía protege su derecho a permanecer en Canadá
Como residente permanente, usted disfruta de muchos de los mismos derechos que un ciudadano canadiense: acceso a la mayoría de los programas sociales, posibilidad de vivir y trabajar en cualquier parte del país y protección bajo la ley canadiense. Sin embargo, existe una diferencia fundamental: la residencia permanente puede perderse.
Según la Ley de Inmigración y Protección de Refugiados (IRPA), un residente permanente puede ser declarado inadmisible a Canadá por diversas razones, incluidas ciertas condenas penales. Incluso una sola infracción — como conducir bajo los efectos del alcohol (DUI) — puede poner en riesgo su estatus. En tales casos, la Agencia de Servicios Fronterizos de Canadá (CBSA) puede iniciar un proceso de expulsión, y si se ordena su salida, usted perderá su derecho a vivir en Canadá.
La ciudadanía elimina este riesgo. Una vez que usted es ciudadano canadiense, no puede perder su ciudadanía únicamente por una condena penal posterior a la adquisición de esta. Aunque los ciudadanos siguen estando sujetos a las leyes penales, no pueden ser deportados por ese motivo.
2. Proteger su estatus en un mundo en constante movimiento
La vida es impredecible. Incluso si planea permanecer en Canadá, pueden surgir circunstancias inesperadas:
- Una oferta laboral atractiva en el extranjero;
- La necesidad de cuidar a un familiar enfermo fuera del país;
- Estudios o proyectos de negocios internacionales.
Como residente permanente, debe cumplir con la obligación de residencia: al menos 730 días (dos años) de presencia física en Canadá dentro de cualquier período de cinco años. No cumplirla, incluso por descuido, puede provocar la pérdida de su estatus.
Con la ciudadanía, este riesgo desaparece. Los ciudadanos canadienses pueden vivir, trabajar o viajar al extranjero por el tiempo que deseen sin poner en peligro su derecho a regresar.
3. Ventajas de un pasaporte canadiense
El pasaporte canadiense está entre los más respetados del mundo y ofrece entrada sin visado o con visado a la llegada en más de 180 países y territorios. Esto facilita enormemente la movilidad internacional.
Además, muchos países cuentan con procedimientos simplificados para canadienses, como autorizaciones electrónicas de viaje o filas rápidas en aeropuertos.
4. Participar plenamente en la vida cívica
Solo los ciudadanos canadienses pueden votar en elecciones federales, provinciales, territoriales y municipales, así como postularse para la mayoría de cargos públicos. Los residentes permanentes no tienen estos derechos políticos.
5. Transmitir la ciudadanía a sus hijos
Si obtiene la ciudadanía antes de que nazcan sus hijos (y ellos nacen fuera de Canadá), pueden adquirir automáticamente la ciudadanía por descendencia, evitando trámites migratorios.
Dé el siguiente paso
Para solicitar la ciudadanía, es necesario:
- Haber estado físicamente presente en Canadá al menos 1.095 días en los últimos cinco años;
- Demostrar un conocimiento suficiente de inglés o francés (para solicitantes de 18 a 54 años);
- Aprobar el examen de ciudadanía (para la mayoría de solicitantes de 18 a 54 años);
- Haber presentado declaraciones de impuestos en al menos tres de los últimos cinco años, si la ley lo exige.
En Giroux O’Connor Immigration Law lo asesoramos en todo el proceso, desde la verificación de su elegibilidad hasta la presentación de un expediente completo y sólido.
Si ya es elegible — o está a punto de serlo —, solicitar la ciudadanía es una decisión estratégica que protege su futuro, amplía sus oportunidades y le concede todos los derechos y privilegios de ser canadiense.
Contáctenos hoy mismo.